El Zorro de las Pampas (Lycalopex gymnocercus)

Dueño de gran variedad de nombres, el Zorro de las Pampas es tal vez una de nuestras especies más cercanas, pero no por eso de las más conocidas.
Se lo conoce como aguará gris, zorro gris de las pampas, zorro pampeano, aguará chaí, o aguarachay, zorro de azara, zorro de campo, zorro del país y también como zorro de patas amarillas. Es otro de los miembros de la familia canidae, nativo de Sudamérica.
El zorro de las Pampas tiene un pelaje de pelo corto, denso, gris en el lomo y patas. La cabeza y el cuello son rojizos, orejas triangulares, anchas y relativamente grandes: rojizas por fuera y blancas por dentro. Pesan de 4 a 5,5 kg.
Se encuentran en el centro y norte de la Argentina, Uruguay, Paraguay, este de Bolivia y centro y sur de Brasil. Habitan el norte, centro y oeste de Argentina, especialmente en las regiones pampeanas. Pero también se encuentran desde el este de Salta, Catamarca, San Juan, provincia de Mendoza, y se extienden hasta la costa Atlántica.
Viven solitariamente la mayor parte de su vida, ya que solamente se reúnen en la temporada de apareamiento y posterior cuidado de sus cachorros. Pueden tener de dos a seis crías por camada.
Se sabe que suelen recolectar ropas y llevarlas a su guarida. Si son tomados como presas, simulan muy bien la rigidez de muerto, cerrando los ojos y cayendo al suelo.
Son muy activos en el crepúsculo y la noche. Prefieren andar por pastizales y valles. Se alimentan de roedores, frutas, liebres, ranas, lagartijas y pájaros. Buscan llanuras de césped altas y húmedas, pero también es común en el espinal, en matorrales y en bosques abiertos.
La especie parece ser tolerante de perturbación humana, ya que es común en áreas rurales. La especie no es considerada amenazada en la actualidad. Su cuero, de poco valor, se usa en peletería.
En Argentina, se declaró no amenazado en 1983 y su comercio se prohibió en 1987. Sin embargo, continúan siendo cazados.
El hábitat de esta especie ha sido profundamente afectado por la ganadería y la agricultura. Solo aproximadamente el 0.1% de los 500.000 km2 originales permanece. Sin embargo, debido a la adaptabilidad de la especie, el Zorro de las Pampas parece capaz de resistir la pérdida y degradación de su hábitat natural, al menos hasta ahora. Es tiempo de tomar conciencia y comenzar a respetarlo.

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